Soy ingeniero industrial, estudié en el Máster en ingeniería industrial y en el Grado en tecnologías industriales (Universidad Politécnica de Valencia)
Última actualización: 18 de Mayo de 2023
Autor: David Panadero
Existen diferentes tipos de placas solares en el mercado a tener en cuenta si queremos llevar a cabo una instalación fotovoltaica en nuestra vivienda, negocio o incluso autocaravana.
Aquí te explicamos todo lo que debes saber al respecto antes de decidirte por un tipo de paneles solares determinado.
El precio de las placas solares que vayamos a utilizar en nuestra instalación fotovoltaica puede variar considerablemente, dependiendo principalmente de los siguientes factores:
Tamaño de las placas: aunque dependerá del tipo de instalación que vayamos a necesitar, el tamaño de algunas placas solares puede ser de apenas un centímetro y en otras, llegar a más de dos metros. Por supuesto, el precio cambiará notablemente según el tamaño de placa solar del que estemos hablando.
Material y tecnología: el material y la tecnología empleada en las placas solares es otro de los aspectos que más influye en el precio. Podremos elegir entre paneles monocristalinos y policristalinos, y también entre paneles de película delgada, los cuales se utilizan más en naves industriales o también en barcos y autocaravanas.
Número y tipo de células: los paneles solares pueden tener entre 36 o hasta 144 células, siendo más comunes los de 60 en la mayoría de instalaciones. También pueden estar fabricados con célula partida, célula PERC, célula IBC o células solares de heterounión. La tecnología usada en cada una de ellas es diferente, así como su comportamiento, lo cual incidirá en el precio.
Potencia del panel: a mayor potencia, mayor precio, como es lógico. Instalar placas de gran potencia es una buena idea para cuando dispongamos de poco espacio para nuestra instalación fotovoltaica y queramos optimizarlo al máximo.
Apariencia: la estética de las placas solares afectará a su coste, siendo los más caros los denominados “All Black”, completamente negros y muy elegantes para nuestra vivienda. También es común encontrarlos en color azul, o dotados de mayor o menor flexibilidad, dependiendo de la superficie sobre la que los vayamos a colocar.
Por supuesto, también existen diferentes marcas de placas solares según el fabricante, que al ofrecer más o menos garantías o emplear distintos tipos de materiales y tecnologías en la fabricación de sus placas solares, también nos darán precios distintos.
Teniendo en cuenta todos los factores que intervienen en la fabricación de las placas solares, podemos establecer un rango de precios que va desde los 60 a los 600 euros por panel.
No obstante, no debemos confundir el precio de las placas solares con el de nuestra instalación fotovoltaica, puesto que aquí son necesarios otros elementos que encarecerán el coste final de la inversión.
Como adelantábamos, el coste final de nuestra instalación fotovoltaica no dependerá tan solo del número de placas solares instaladas o del tipo de paneles elegidos: es necesario tener en cuenta el resto de elementos presentes en una instalación fotovoltaica.
En realidad, el precio de las placas solares supone aproximadamente solo un 15-20% del coste final de la instalación. A este porcentaje habría que añadir también componentes indispensables como la estructura donde irán colocados los paneles, el inversor solar que permite el uso de la energía generada, el cableado o la mano de obra, siempre necesaria y que suele suponer el mayor gasto.
Los trámites administrativos necesarios para llevar a cabo una instalación fotovoltaica también implican un coste adicional con el que debemos contar.
A la hora de decidirnos por el tipo de placas solares que se colocarán en nuestra instalación fotovoltaica, es normal que nos sintamos abrumados ante la variedad de modelos que existen en la actualidad en el mercado.
Para empezar, podríamos establecer una primera diferenciación de los paneles solares que podemos encontrarnos entre:
Paneles fotovoltaicos: que transforman la energía solar en energía eléctrica
Paneles térmicos: la radiación solar se convierte en energía térmica para calentar
Paneles híbridos: proporcionan electricidad y calor combinando ambas tecnologías
Paneles transparentes: se sirven del vidrio fotovoltaico y se instalan como ventanas
Tejas solares: tejas que incorporan pequeñas células fotovoltaicas ya integradas
Los paneles solares fotovoltaicos en los que nos vamos a centrar pueden contar con una o dos caras para captar la energía solar y transformarla en electricidad: los denominados panales monofaciales o bifaciales, respectivamente. Si bien los monofaciales son los más comunes, existen placas bifaciales que aprovechan también las radiaciones indirectas del sol en su parte inferior.
A su vez, las placas solares fotovoltaicas pueden clasificarse en monocristalinas, policristalinas, o de película delgada, según la tecnología empleada.
Paneles monocristalinos
Este tipo de paneles suelen ser los más usados en las instalaciones solares de tejados en viviendas, principalmente por su apariencia, ya que suelen ser de color negro liso y muy elegantes.
Las placas monocristalinas se componen de pequeñas celdas, normalmente cuadradas y con las esquinas recortadas. Cada una de estas celdas lleva un único cristal de silicio, formado con el método de Czochralski, un procedimiento de crecimiento de cristales con el que se consiguen lingotes que luego se recortan dando forma a estas células.
Este tipo de placas suelen tener un coste más elevado, puesto que su elaboración también es más compleja: en lugar de fundirse, el silicio se cristaliza, con lo que se logra también una mayor eficiencia.
Paneles policristalinos
Los paneles solares policristalinos son más económicos porque el proceso de elaboración es distinto. En este caso, el silicio usado en las celdas fotovoltaicas se funde previamente, con lo que pueden aparecer impurezas que lo hacen un poco menos eficiente. No obstante, presentan una mayor resistencia al sobrecalentamiento que las placas monocristalinas.
En las instalaciones industriales es donde encontramos este tipo de paneles en su mayoría. Podremos diferenciarlos de los monocristalinos porque presentan un color más azulado y sus celdas son completamente rectangulares.
De película delgada
Los paneles de capa fina o película delgada son la opción más económica de las tres por tener una fabricación mucho más sencilla, aunque su instalación resulte más cara.
Este tipo de paneles finos son los más idóneos para las superficies curvas, ya que permiten una flexibilidad mucho mayor que el resto de placas por sus células elásticas. No obstante, a pesar de su coste más bajo y su elasticidad, este tipo de paneles son los menos eficientes debido a que no están fabricados con un silicio tan puro, además de sufrir un desgaste más prematuro que el resto de placas.
Las placas solares nos permiten aprovechar la energía solar y transformarla principalmente en energía eléctrica. Así podemos beneficiarnos del autoconsumo para llevar a cabo distintas acciones en nuestra vivienda, negocio o medio de transporte.
Lo mejor de este tipo de energía es que es limpia y se genera a través de un medio sostenible, pero además permite una amplia variedad de utilidades.
Compensación del abastecimiento eléctrico
Las instalaciones fotovoltaicas con paneles solares permiten abastecer viviendas, comunidades de propietarios y negocios con energía eléctrica.
Este tipo de instalaciones van conectadas a la red, dejando una parte de la potencia contratada a cargo de la compañía distribuidora. Así podemos tener electricidad garantizada incluso cuando nuestras placas solares no generen la suficiente energía, como puede suceder cuando tienen lugar ciertos fenómenos meteorológicos.
Suministro energético a zonas aisladas
Gracias a la instalación de placas solares fotovoltaicas se ha podido llevar la luz y la electricidad a aquellas zonas donde resultaba imposible por no disponer de conexión a una red eléctrica.
Esto ha beneficiado enormemente a determinadas zonas rurales donde la acometida de red no resultaba viable y ha ayudado a impulsar explotaciones ganaderas y agrícolas, permitiendo la iluminación en las granjas y el funcionamiento de los sistemas de riego en los huertos.
Recarga de coches eléctricos
Si dispones de coche eléctrico o estás pensando en adquirir uno, con la instalación de los paneles solares de tu vivienda puedes añadir un punto de carga eléctrico en el garaje de casa para poder recargar tu automóvil con la energía solar generada en tu tejado.
De esta manera, tus desplazamientos serán mucho más rentables, además de ecológicos, ya que estarás produciendo tu propio combustible y sin generar emisiones ni residuos de ningún tipo.
Aire acondicionado y calefacción
Contar con una instalación fotovoltaica en nuestra vivienda también contribuye al ahorro energético en nuestra calefacción en los meses de invierno más duros. Lo mismo sucede en el caso del aire acondicionado cuando aprieta el calor durante los meses estivales, ayudándonos a combatir las temperaturas más extremas y a temperar nuestra vivienda.
La energía solar también se puede transformar en energía térmica para disponer de agua caliente en nuestra cocina, nuestros baños o incluso si disfrutamos de piscina climatizada en nuestro jardín.
Extra de energía a medios de transporte
La instalación de placas fotovoltaicas en embarcaciones, autocaravanas o incluso bicicletas eléctricas permite conseguir una mayor autonomía y abarata los desplazamientos, ya que realizaremos menos paradas para repostar o recargar este tipo de vehículos.
Particularmente, en el caso de las autocaravanas, mediante el uso de placas solares generaremos energía para usar los electrodomésticos instalados en ella o cargar nuestros dispositivos electrónicos.
Además de estas utilidades, los paneles fotovoltaicos también son utilizados para generar energía que permite señalizar carreteras, iluminar marquesinas o parquímetros, o para el alumbrado público de calles y jardines.
Convertir la luz solar en energía y transformarla a su vez en electricidad mediante el uso de paneles solares puede parecer brujería. Pero nada más lejos de la realidad: se trata de un proceso que tiene lugar en las células fotovoltaicas de las placas, donde impacta la radiación solar.
Para explicarlo de forma más detallada, las células que forman las placas solares están compuestas de silicio cristalino (o en algunos casos, arseniuro de galio), además de fósforo y boro. En estas celdas, el silicio se reparte en dos caras, una con carga positiva y la otra con carga negativa. Este conjunto de materiales absorbe los fotones de las partículas de luz y genera un movimiento de electrones a través de la celda. Esto es lo que da lugar a una corriente eléctrica continua, limpia y sostenible.
Cuando se genera esta corriente de electrones, las placas de metal situadas a los lados de las celdas se encargan de recogerlos y transferirlos a los cables que conectan con el inversor solar. Es en el inversor donde esta corriente continua (CC) se transforma en corriente alterna (CA), que es la que se utiliza en la mayoría de electrodomésticos de cualquier vivienda.
A partir de este punto, la corriente se reparte al sistema eléctrico de nuestro hogar, permitiéndonos hacer uso de ella. La cantidad de corriente suministrada dependerá de la intensidad de luz que reciban nuestras placas solares, y esta intensidad lumínica depende a su vez de la hora del día y la época del año.
Ya que la cantidad de corriente generada puede oscilar dependiendo de estas variantes, para calcular el rendimiento de los paneles solares en una instalación fotovoltaica se usan como referencia los vatios-pico (Wp), lo que nos indicará la potencia de nuestras placas en condiciones estándar. Así podremos dimensionar nuestra instalación fotovoltaica, calculando los vatio-pico que necesitaremos para obtener suficiente capacidad energética.
Invertir en una instalación fotovoltaica para nuestro tejado, negocio o medio de transporte, es una decisión que no debe tomarse a la ligera. No obstante, el contar con placas solares para nuestro consumo eléctrico tiene una serie de ventajas que te explicamos a continuación.
La instalación es rápida y no afecta a la vivienda
Por lo general, la instalación de paneles solares en nuestra vivienda suele tardar tan solo un par de días, siempre que las condiciones meteorológicas sean favorables. En este plazo de tiempo se colocan las estructuras donde irán sujetas las placas solares, se fijan los paneles y se conectan entre ellos, además de con el inversor, para luego conectar este mismo inversor con el cuadro eléctrico de la vivienda.
En el caso de las comunidades de vecinos o superficies de mayor tamaño, como pueden ser las naves industriales, la duración de la instalación puede tardar un poco más. En todo caso, la colocación de placas solares no provoca cambios notables en la estética o en la estructura de las viviendas o negocios, ni afectarán a la vida familiar o jornada laboral, respectivamente.
Reduciremos el coste de la factura eléctrica
Tener la posibilidad de producir nuestra propia energía eléctrica nos permitirá ahorrar considerablemente en la factura de la luz, pudiendo llegar a suplir parcial o totalmente el suministro de la red eléctrica gracias al autoconsumo.
Todo dependerá de nuestro consumo de electricidad habitual y de la potencia que necesitemos, además del espacio que tengamos disponible para la instalación de más o menos placas solares. De esta forma, podemos decir que llevar a cabo una instalación fotovoltaica no se trata de un gasto, sino de una inversión, ya que acabaremos por amortizarla en un plazo de tiempo aproximado de 5 a 10 años. Teniendo en cuenta que la vida útil de las placas solares se sitúa entre los 25 y los 30 años, estaremos ante una inversión muy rentable con la que podremos seguir consiguiendo una reducción importante en nuestra factura eléctrica durante mucho tiempo.
Produciremos energía limpia y sostenible
Además de ayudarnos a reducir el precio de nuestra factura eléctrica, la instalación de placas fotovoltaicas en nuestra vivienda o negocio contribuye a la conservación del medio ambiente, ya que estaremos generando energía limpia, sin emisiones de ningún tipo, y también sostenible, puesto que procede de un recurso inagotable como es el sol.
En lo que a la fabricación de paneles solares respecta, durante este proceso también se ha conseguido reducir considerablemente la emisión de gases nocivos, por lo que el balance entre la cantidad de emisiones iniciales emitidas y las que se evitan generando energía eléctrica a través de este medio, resulta muy positiva.
Tendremos ayudas y subvenciones para la inversión inicial
Incluso tratándose de una inversión económica que terminará por amortizarse en pocos años, podremos beneficiarnos de las ayudas y subvenciones que ofrecen las distintas instituciones para la instalación de paneles solares, tanto para viviendas, ya sean unifamiliares o comunidades de vecinos, como para negocios y empresas.
Podemos contar así con incentivos fiscales, reducciones en el IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles), ayudas procedentes de los gobiernos de las distintas Comunidades Autónomas, o las que proceden del FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional). Gracias a este tipo de medidas, se puede llegar a cubrir hasta el 50% del coste inicial de nuestra instalación fotovoltaica, lo que aumenta la rentabilidad de la inversión.
Aumenta el valor de tu vivienda
Contar con un sistema fotovoltaico en el tejado de tu vivienda hace que el inmueble se revalorice, pudiendo incrementar su valor de venta en un 5% o más.
La mayoría de compradores tiene muy en cuenta el poder contar con una instalación eléctrica de autoconsumo ya instalada en la propiedad puesto que esto hará que ahorren en su factura eléctrica cada mes. Por este motivo, el valor de tasación de la vivienda aumenta, y el tiempo de venta también se reduce, dado que el inmueble resulta mucho más atractivo para estos compradores.
Soy ingeniero industrial, estudié en el Máster en ingeniería industrial y en el Grado en tecnologías industriales (Universidad Politécnica de Valencia)
Haz tuya la energía y empieza a ahorrar en tu factura de la luz. Te ayudamos a ahorrar con la energía del sol con las pejores placas solares para autoconsumo.